"Si alguna vez amé algo al punto de la obsesión definitivamente fue el TCG"
Pensé que nunca podría, pero hace poco más de 5 años, aunque me gustaba mucho dejé el mundo de los TCG; si yo he amado algo en mi vida definitivamente han sido los juegos de tarjetas intercambiables y como no iba a gustarme si jugué casi todo lo que se podía jugar y más importante aún, me gustaba porque era casi el único medio que usaba para conocer gente.
Sin embargo, decidí dejarlo de un día para otro y comencé a
vagar por el mundo sin un hobby real donde pudiera competir así que intenté
refugiarme en los videojuegos, pero la verdad no son lo mismo. Así pasó un
tiempo hasta que aparecieron en mi vida los juegos de mesa con todos sus
bonitos componentes, sus conceptos raros y sus excepcionales mecánicas. Había
encontrado el amor.
Como ya se pudo leer en esa breve introducción en esta
ocasión quisiera hablar de un tema muy personal el cual es mi hobby definitivo,
y digo definitivo porque si bien los videojuegos, las películas y los cómics
siempre han estado junto a mí nunca me he considerado un buen jugador de
videojuegos porque no soy bueno en muchos de ellos, tampoco soy coleccionista
retro y no soy un consumidor de cómics muy habitual de esos que compran semana
a semana.
Lo que sí puedo decir es que una buena parte de mi vida, poco
más de 10 años la dediqué a jugar TCG’s mejor
conocidos como juegos de cartas intercambiables. Realmente aprendí casi todo
juego que se podía jugar en esos tiempos, empecé en Magic The Gathering, pasé
por la primera edición de Mitos y Leyendas, fui campeón de la primera
liga de Pokémon TCG de mi ciudad, jugué VS System los 2 meses que
tuvo popularidad y así podría seguir y seguir porque en verdad amaba el TCG tanto
jugarlo como descubrirlo e incluso estudiarlo.
Se podría decir que era mi mundo perfecto hasta que un día
caí en cuenta de que ese tipo de juegos es un cuento de nunca acabar y el gasto
económico que requiere es grande; peor aún estaba llegando a darme cuenta de
que por más mecánicas que se le metieran, el juego competitivo (que era lo que
a mi realmente me gustaba) siempre terminaba en dos o tres decks sin variaciones mecánicas, totalmente sacados de internet y
faltos de creatividad donde el presupuesto importaba más que la habilidad de
quien jugaba y lo que para mí comenzó como un hobby por diversión y una
herramienta para conocer gente terminó convirtiéndose en un Pay2Win que no
estaba disfrutando mucho.
Rise of the Eldrazi fue mi última expansión en Magic, no la
disfruté para nada y eso se debe a que ya tenía la idea de dejar el TCG; una
vez que pude dejarlo comencé a sufrir al ver las nuevas expansiones que estaban
saliendo en Magic, con VS casi que me daba igual debido a que al menos la
tienda que yo frecuentaba el juego no duró ni 2 meses cuando lo sacaron de
stock. Con Mitos y Leyendas mi relación fue muy especial por lo cual si me
dolió cuando me dijeron que la empresa que creaba el juego había quebrado, tal
vez indirectamente ese fue un factor que me impulsó a dejar el juego
definitivamente.
No voy a mentir, muchas de las mejores experiencias de mi juventud
al igual que mucha gente increíble que conocí llegaron gracias a que estaba
inmerso en el mundillo del TCG, en especial en Magic sin embargo el hecho de
que el juego poco a poco se iba encareciendo y yo cada vez era más pobre a la
vez de que intentaba involucrarme más en los estudios fueron factores que
terminaron por alejarme del juego, si bien pude haber dejado poco a poco todo
ese ambiente decidí quitar todo de un solo corté, vendí las cartas que pude
para recuperar algo de dinero (y vaya que recuperé algo) otras las regalé y
finalmente dejé de ir a mi tienda de juegos predilecta.
Pues bien, yo me había quedado sin ese algo que tanto me
gustaba hasta que un día caminando entre las calles de mi ciudad me topé con
una tienda de juegos de mesa cosa que se me hacía extraña porque, aunque me
gustaban mucho los juegos de mesa desde niño nunca pude completar una partida
de Risk ni de Monopoly y la mayoría de las veces terminaba jugando conmigo mismo.
Lo que pasó ese día no tiene palabras para describirse porque me sentí inmediatamente acogido por la tienda pese a que solo estaba el vendedor quién muy amablemente me invitó a conocer la tienda y a jugar y conocer muchos juegos, cosa que nunca me habían ofrecido ya que en mis experiencias pasadas en tiendas de cartas en cuanto entras ves a un montón de gente jugando y el vendedor pocas veces te ofrece que juegues con él.
Lo que pasó ese día no tiene palabras para describirse porque me sentí inmediatamente acogido por la tienda pese a que solo estaba el vendedor quién muy amablemente me invitó a conocer la tienda y a jugar y conocer muchos juegos, cosa que nunca me habían ofrecido ya que en mis experiencias pasadas en tiendas de cartas en cuanto entras ves a un montón de gente jugando y el vendedor pocas veces te ofrece que juegues con él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario